Resuene poderosamente en nuestro corazón la respuesta del salmo 94:“Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: no endurezcáis vuestro corazón”.Habitualmente se emplea este salmo en la oración de laudes para pedirle continuamente a Dios que Su Palabra amase nuestro corazón soberbio y orgulloso, sobre todo cuando el Señor nos invita a pensar en la debilidad del hermano.